lunes, 17 de septiembre de 2007

Doble moral sobre la inmigración ¿A quién beneficia realmente?


Los informes que desde instituciones públicas o privadas, especialmente desde la banca, se elaboran sobre el impacto que está teniendo la inmigración masiva sobre nuestra sociedad no se cansan de decirnos lo positivo que para nuestra economía está resultando. Y ciertamente la llegada de extranjeros explica más del 50% del crecimiento del PIB en el último lustro. A mayor PIB, mayor riqueza, por tanto parece que el razonamiento de que la inmigración es beneficiosa para España es impecable. ¿Pero esta creación de riqueza a quien ha beneficiado realmente?.
Efectos sobre los salarios
Durante los años en que ha explotado el fenómeno de la inmigración, concretamente entre 1999 y 2006 las empresas españolas han visto aumentar su beneficio neto en un 73%. Sin embargo paralelamente el salario medio real (el que queda al descontar el IPC, la inflación) en España se ha estancado en los últimos cinco años, entre 2000 y 2005 la evolución ha sido la más desfavorable en la UE, con un incremento casi nulo del 0,1%, según el Euroíndice Laboral IESE-Adecco. Pero según UGT este dato referido al primer trimestre de este año se ha agravado, ya que el sueldo medio en España se ha reducido en un 0,5 %.
¿Nos explicaran los expertos en qué ha consistido exactamente ese beneficio de la inmigración para los trabajadores? Porque resulta que en cuanto a la creación de empleo, tampoco está muy claro que haya beneficiado a los trabajadores españoles. De momento el Euroíndice del primer trimestre de 2007, confirma que España continua liderando la temporalidad laboral en Europa, con una tasa del 33,3%.
De hecho en los sectores de la hostelería, servicio domestico, agrario y construcción, donde se ha visto un fuerte incremento de empleo debido a la inmigración, también hay que tener en cuenta que, en la medida en que los inmigrantes hayan contribuido a aumentar el volumen de este tipo de empleo, es posible que se hayan producido un efecto a la baja, tanto en los salarios como en las condiciones de trabajo en sentido más amplio.
Estos datos nos permiten afirmar, que si la inmigración ha podido tener efectos positivos en al creación de empleo, sin duda también ha incidido negativamente sobre las condiciones de trabajo y salarios de los trabajadores españoles. De hecho en Andalucía muchos jornaleros deben acudir todavía a la vendimia en Francia debido a los bajos salarios que la fuerte oferta de inmigrantes provoca en el campo español.
Efectos sobre la Seguridad Social
Otro de los grandes mitos sobre los efectos positivos de la inmigración gravita en el aumento de altas y cotizaciones para la Seguridad Social, que según nos vaticinan paliará nuestro bajo índice de natalidad y garantizará nuestras pensiones pare el futuro. Sin embargo nadie da cifras concretas. ¿Cuánto dinero supone para las arcas de la Seguridad Social las altas de inmigrantes? Y más aún, ¿cuanto aumento de gasto social suponen esos mismos inmigrantes? A los que habrá que añadir los ilegales, que siguen manteniendo una importante economía sumergida, pero se benefician de nuestro sistema asistencial, sanitario, educativo etc.
Naturalmente un importante volumen de población inmigrante afiliada y en situación de alta en el sistema es una mayor elevación de los ingresos por cotizaciones. Pero no debemos olvidar que el tipo de ocupaciones más frecuentes en la afiliación extranjera determina bases relativamente más bajas. A ello se añade que la distribución de los afiliados por regímenes arroja un peso mucho más alto del régimen especial agrario y del régimen de hogar entre los inmigrantes que entre los españoles; ambos son deficitarios respecto al conjunto del sistema. Todo ello determina una contribución significativamente menor, que la de los españoles. Por el contrario las personas a cargo de los inmigrantes, dado su índice de natalidad, es significativamente superior al de los españoles, por lo que no se puede concluir otra cosa que ha aumentado la presión de la demanda sobre el sistema de protección social en sentido amplio, y ha elevado la necesidad de aumentar el gasto.Ninguno de los estudios da una sola cifra sobre la relación entre este gasto y los ingresos, por tanto difícilmente pueden llegar a ninguna conclusión seria sobre si la inmigración es beneficiosa o no, sin cuadrar ese balance. Pero ese mismo silencio nos hace temer cual sería su resultado. Porque, lo que si sabemos es que la Generalitat catalana, según sus propios cálculos, pierde cada año 1.000 millones de euros a causa del volumen de gasto público que provoca la población inmigrada
Costes sociales
La crisis económica como es lógico golpeará en primer lugar y más duramente a todo ese contingente de inmigrantes que han llegado a España sin planificación y control alguno. El actual modelo migratorio fomenta una mano de obra intensiva que, debido a su escasa calificación, se concentra en sectores como la construcción y los servicios, muy vulnerables en caso de recesión o estancamiento económico, que además en época de bonanza económica tiene un efecto negativo –aquí todos coinciden- sobre la productividad.
El gasto asistencial derivado de la existencia de un fuerte contingente de inmigrantes, que algunos irresponsables quieren incluso elevar de los 4,5 millones actuales a 7 millones, sin duda se verá multiplicado en época de recesión, de tal forma, que si la inmigración ha contribuido a aumentar los efectos positivos del ciclo de crecimiento, sin duda agravará aún más la situación de crisis económica, cuando esta se produzca.
Pero además sufriéremos un efecto negativo añadido más. La innegable falta de integración de los inmigrantes, que en las grandes ciudades como Madrid se esta convirtiendo en un grave problema, en condiciones económicas desfavorables se pueden traducir en un autentico problema de orden público. La solución sería restringir los flujos migratorios de entrada, endurecer la concesión de permisos de residencia indefinidos para inmigrantes con trabajos de temporada, adoptar medidas de asimilación con los inmigrantes con permiso de residencia pro tiempo indefinido, además de terminar con el papel de España como mayor importador mundial de trabajadores no cualificados.

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