
Una guía en varios idiomas editada por la Fundación Laboral de la Construcción trata de poner freno a la siniestralidad entre los trabajadores extranjeros.
El 24,6% de los trabajadores de la construcción que el año pasado sufrieron algún accidente laboral en la Región son extranjeros. En concreto, de las 8.032 personas que resultaron afectadas, en mayor o menor grado, 1.982 eran inmigrantes. El dato, ofrecido por el Instituto de Seguridad y Salud Laboral, arroja una alta siniestralidad entre los obreros extranjeros. Por eso, la Fundación Laboral de la Construcción, en la que colaboran sindicatos y empresarios, ha editado una guía con orientaciones básicas sobre prevención y seguridad en seis idiomas (inglés, francés, árabe, ucraniano, rumano y castellano). El manual se usará durante los cursos obligatorios de ocho horas que imparte la fundación a todos los trabajadores del sector, tanto foráneos como españoles.
«También tendremos monitores de diferentes nacionalidades, para que puedan actuar de traductores», explica Antonio Soler, gerente del Consejo Territorial de la Fundación Laboral en Murcia. La guía se convierte en la primera herramienta de estas características y va dirigida a los colectivos más importantes -marroquíes, rumanos, y trabajadores de Europa del este en general- que han sido vitales para que las empresas hayan podido mantener un espectacular ritmo de crecimiento durante los últimos años.
El manual incluye, junto al texto, dibujos explicativos, para que «incluso quien tenga dificultades de comprensión pueda entender con claridad cuáles son los consejos básicos». La formación en seguridad y salud laboral es imprescindible. Algunos inmigrantes llegan a la Región sin experiencia anterior, porque en sus países de dedicaban a otras actividades. Otros sí tienen un bagaje, pero «los sistemas de construcción de otros países no son iguales, y tienen que adaptarse a las formas de trabajo en España», explica Antonio Soler. «Las medidas de seguridad aquí son mayores que en Ecuador, todo depende del grado de desarrollo del país».
Empresarios y sindicatos coinciden con la Fundación Laboral en la necesidad de mejorar la formación de los inmigrantes. Sin embargo, hay matices a la hora de valorar la siniestralidad laboral en este colectivo. Para Comisiones Obreras, el porcentaje de accidentes es «muy alto», significativamente mayor al del conjunto de los trabajadores de la construcción. José Cánovas, secretario de Acción Sindical de CC OO, culpa a la precariedad laboral de esta situación. «El problema es que se trata de obreros sometidos a largos desplazamientos, que trabajan a destajo y que dependen de subcontratas que nos les ofrecen formación ni información suficiente y muchas veces incumplen la normativa de seguridad». Además, «los cursos de formación no tienen traductores y muchas veces los trabajadores no llegan a hacerlos, se les firma y ya está», denuncia.
Por contra, la patronal sostiene que las tasas de siniestralidad entre los extranjeros no son en realidad excesivamente superiores a la accidentalidad que se produce entre la mano de obra española. «Los inmigrantes representan el 24,6% de los afectados por accidentes, pero hay que tener en cuenta que entre el 30 y el 40% de los trabajadores que están en las obras son extranjeros», explica Francisco Riquelme, secretario general de FRECOM.
El 24,6% de los trabajadores de la construcción que el año pasado sufrieron algún accidente laboral en la Región son extranjeros. En concreto, de las 8.032 personas que resultaron afectadas, en mayor o menor grado, 1.982 eran inmigrantes. El dato, ofrecido por el Instituto de Seguridad y Salud Laboral, arroja una alta siniestralidad entre los obreros extranjeros. Por eso, la Fundación Laboral de la Construcción, en la que colaboran sindicatos y empresarios, ha editado una guía con orientaciones básicas sobre prevención y seguridad en seis idiomas (inglés, francés, árabe, ucraniano, rumano y castellano). El manual se usará durante los cursos obligatorios de ocho horas que imparte la fundación a todos los trabajadores del sector, tanto foráneos como españoles.
«También tendremos monitores de diferentes nacionalidades, para que puedan actuar de traductores», explica Antonio Soler, gerente del Consejo Territorial de la Fundación Laboral en Murcia. La guía se convierte en la primera herramienta de estas características y va dirigida a los colectivos más importantes -marroquíes, rumanos, y trabajadores de Europa del este en general- que han sido vitales para que las empresas hayan podido mantener un espectacular ritmo de crecimiento durante los últimos años.
El manual incluye, junto al texto, dibujos explicativos, para que «incluso quien tenga dificultades de comprensión pueda entender con claridad cuáles son los consejos básicos». La formación en seguridad y salud laboral es imprescindible. Algunos inmigrantes llegan a la Región sin experiencia anterior, porque en sus países de dedicaban a otras actividades. Otros sí tienen un bagaje, pero «los sistemas de construcción de otros países no son iguales, y tienen que adaptarse a las formas de trabajo en España», explica Antonio Soler. «Las medidas de seguridad aquí son mayores que en Ecuador, todo depende del grado de desarrollo del país».
Empresarios y sindicatos coinciden con la Fundación Laboral en la necesidad de mejorar la formación de los inmigrantes. Sin embargo, hay matices a la hora de valorar la siniestralidad laboral en este colectivo. Para Comisiones Obreras, el porcentaje de accidentes es «muy alto», significativamente mayor al del conjunto de los trabajadores de la construcción. José Cánovas, secretario de Acción Sindical de CC OO, culpa a la precariedad laboral de esta situación. «El problema es que se trata de obreros sometidos a largos desplazamientos, que trabajan a destajo y que dependen de subcontratas que nos les ofrecen formación ni información suficiente y muchas veces incumplen la normativa de seguridad». Además, «los cursos de formación no tienen traductores y muchas veces los trabajadores no llegan a hacerlos, se les firma y ya está», denuncia.
Por contra, la patronal sostiene que las tasas de siniestralidad entre los extranjeros no son en realidad excesivamente superiores a la accidentalidad que se produce entre la mano de obra española. «Los inmigrantes representan el 24,6% de los afectados por accidentes, pero hay que tener en cuenta que entre el 30 y el 40% de los trabajadores que están en las obras son extranjeros», explica Francisco Riquelme, secretario general de FRECOM.
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