miércoles, 5 de septiembre de 2007

Rumanos, europeos sin efecto llamada

La última adhesión a la UE no ha multiplicado la inmigración a España
Inmigrantes y la embajada de Rumanía afirman que la entrada en la UE de este país y Bulgaria no ha causado un incremento migratorio, como temía el Gobierno español. Al contrario, algunos retornan ante las expectativas en su país.

La adhesión de Rumanía y Bulgaria a la Unión Europea (UE) el pasado 1 de enero no ha supuesto una llegada masiva de inmigrantes de ambas nacionalidades a España en los últimos meses, en contra de lo que temían las autoridades españolas. Así lo han indicado asociaciones de inmigrantes de ambos países y un portavoz de la embajada rumana en Madrid.

Aunque el número de tarjetas y permisos de residencia prácticamente se ha duplicado (sobre todo, de rumanos) en los primeros seis meses del año, las aludidas fuentes indicaron que la práctica totalidad de las nuevas tarjetas corresponde a ciudadanos de estos dos países que ya se encontraban en España el año pasado y que, gracias a la adhesión, han normalizado su situación tras convertirse en ciudadanos de la UE. Como tales, ahora tan sólo deben comunicar su intención de permanecer en España como residentes para obtener la tarjeta que certifica su inscripción en el Registro Central de Extranjeros. Como indicio de que lo percibido por asociaciones y embajada se ajusta a la realidad, basta apuntar las cifras de los registros del Ministerio del Interior correspondientes a mediados de este año, pues son incluso más bajas que las que proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el último día del 2006.
Según los datos del INE, en España había en esa fecha casi 525.000 ciudadanos rumanos y 121.000 búlgaros, frente a las 404.604 tarjetas y permisos de residencia de los primeros y 99.860 de los segundos registrados el pasado 30 de junio, según la información que proporciona el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, al que pertenece la Secretaría de Estado de Extranjería.
El portavoz de la Federación de Asociaciones de Inmigrantes Rumanos en España, Gelu Blasi, explicó que, lejos de detectarse una llegada masiva, se ha producido una ralentización e incluso ya hay casos de compatriotas retornados ante las buenas expectativas que la adhesión comunitaria ha despertado en su país de origen. "En Rumanía los salarios están creciendo muy rápido porque la economía va bien y no hay mano de obra. No hay que olvidar que en el plazo de siete años han salido del país unos tres millones de rumanos, la mayoría de los cuales fue a parar a Italia y España", señala Blasi, persuadido de que en breve habrá más retornos. "Como no hay excedente de mano de obra, los empresarios de nuestro país se están viendo obligados a subir los salarios, y eso es otro aliciente para volver", abunda el portavoz de las asociaciones españolas de inmigrantes rumanos.
Y sólo es el comienzo de una situación que promete expandirse cuando comiencen a llegar a Rumanía los ansiados fondos de cooperación que les proporcionará la UE. "Claro que se han abierto las puertas de España a los búlgaros con la adhesión, pero también las del Reino Unido, Alemania y otros muchos países más atractivos para mis compatriotas que éste", afirma Petia Tzaneva, presidenta de la Asociación de Inmigrantes Búlgaros en el país. Tzaneva también constata que la adhesión no ha marcado un antes y un después en la llegada de compatriotas. Además, apunta que entre los emigrantes búlgaros siempre se ha dirigido más la mirada hacia las islas Británicas o Estados Unidos, países donde los salarios son muy superiores a los españoles. Un portavoz de la embajada de Rumanía en Madrid explicó que, aunque carecen de cifras que así lo constaten, su impresión es la misma que la que aportan las asociaciones de inmigrantes. "No disponemos de cifras oficiales, pues éstas corresponden a las autoridades españolas, pero nuestra percepción por la gente que pasa por nuestras oficinas consulares es que la amplia mayoría de las peticiones de residencia corresponde a rumanos que ya vivían aquí, como constatan las cifras del padrón municipal que facilita el INE", dijo el portavoz diplomático.
Fuentes del Ministerio de Trabajo explicaron que resulta imposible saber si los rumanos y los búlgaros que han pedido su inscripción en el Registro Central de Extranjeros desde el 1 de enero vivían ya entre nosotros, pues desde esa fecha únicamente se les exige su pasaporte como prueba de pertenecer a uno de los países miembros de la UE. Aunque casi 200.000 rumanos y unos 50.000 búlgaros todavía están en posesión de un permiso de residencia idéntico al que poseen los inmigrantes de terceros países, Extranjería informa de que éste les será sustituido por el documento de residente europeo conforme vaya caducando la documentación de la que disponen hasta ahora.
España impuso a rumanos y búlgaros una prórroga de dos años en la plena equiparación al resto de los europeos con respecto a la libertad de trabajar por cuenta ajena. Esto es, mientras a efectos de residencia y trabajo por cuenta propia los ciudadanos de ambos países no precisan de ninguna autorización - Interior les proporciona un documento de extranjeros residentes igual que al resto de los miembros de la UE-, quienes quieren trabajar por cuenta ajena deben contar con una oferta laboral y solicitar un permiso de trabajo. A estos efectos siguen siendo como ciudadanos ajenos a la UE hasta el 1 de enero del 2009, si es que el Gobierno no suspende la prórroga de forma anticipada.
Al margen de sus plenos derechos laborales, la adhesión ha convertido a los rumanos en el colectivo de inmigrantes europeo más numeroso de cuantos residen legalmente en España. Por lo que respecta al resto de las nacionalidades, sólo les superan los marroquíes (603.686). Los originarios de Rumanía documentados son ahora incluso más que los ecuatorianos (397.430). En comparación con otras nacionalidades y en contra de la impresión general, los rumanos incluyen un porcentaje de menores de edad muy inferior, lo que podría indicar una inmigración más temporal, con inferiores perspectivas de fijar su residencia definitiva en España.
Según los datos de Extranjería, actualmente residen aquí 34.534 rumanos con menos de 15 años, frente a los 61.000 ecuatorianos de la misma edad, cuando los colectivos totales de ambas nacionalidades son muy similares. Si el fenómeno migratorio ha sido explosivo en España durante los últimos cinco años, el particular referido a los rumanos alcanza cifras más que espectaculares. En el año 2002 la Secretaría de Estado de Inmigración y Extranjería tenía registradas 1.324.000 tarjetas o permisos de residencia, de los cuales 33.705 pertenecían a ciudadanos originarios de Rumanía. El pasado 30 de junio, el número de autorizaciones para extranjeros era de 3.536.347, siendo las correspondientes a rumanos 404.604. Esto es, la inmigración regular en términos globales ha aumentado en cuatro años y medio un 167%, mientras que la procedente de Rumanía lo ha hecho en un 1.100%.

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