MILAGROS ASENJO. MADRID.
«La inmigración va a seguir siendo un fenómeno importante en los países de renta alta», afirma la directora de Población de Naciones Unidas, quien ha participado en la Conferencia Anual de Antiguos Alumnos del Instituto de Empresa (IE), donde se han analizado los «Desafíos de un planeta en cambio».
«Entre 1990 y 2005 -comenta Hania Slotnik- se ha producido una concentración cada vez mayor de inmigrantes en los países ricos, tanto desarrollados como en desarrollo, tales como Hong Kong, Singapur o Corea del Sur, porque necesitan mano de obra. Esto significa que la mitad de la migración se congrega en esos países y que esta tendencia se mantendrá por razones demográficas y económicas».
-¿Que trabajos les están reservados a los inmigrantes?
-Los que no quieren los nativos. Fundamentalmente en la agricultura, la construcción y los servicios de limpieza. Ocurre que en los países de acogida los niveles educativos son más altos y los nativos acceden a otro tipo de empleos.
-¿Por qué se producen tantos conflictos con la inmigración?
-Muchas veces, los gobiernos legislan en contra de la economía, no establecen los cupos de acceso necesarios para cubrir las necesidades del mercado laboral y se produce la entrada ilegal. Es cierto también que existen rencillas entre grupos que se consideran distintos. Hay que crear zonas de derecho para estas personas.
-Usted atribuye la inmigración a causas demográficas y económicas, ¿qué problemas afronta Naciones Unidas en el área que dirige?
-No queremos hablar de problemas sino de retos. Y éstos son frenar el crecimiento de la población, que es todavía muy rápido, y afrontar las consecuencias del envejecimiento. Hay otros desafíos como los de reducir la mortalidad infantil, promocionar a la mujer o elevar las tasas de educación, sobre todo, entre las mujeres.
-Hablemos del primero...
-Las tasas de crecimiento todavía se encuentran a un nivel tan alto que si se mantuvieran constantes el resto de la vida de la humanidad cada 55 años se duplicaría la población.
-¿Y si no se hace como planean?
-Llegaríamos a los 12.000 millones de habitantes, un índice de población no sostenible.
-¿Cuáles son sus previsiones?
-Si como esperamos se mantiene la bajada de la fecundidad en los países en desarrollo y, especialmente, en Africa como en otros, nos mantendremos en 9.200 millones de habitantes entre 2020 y 2050.
-¿Y eso qué significa?
-Ese número es más beneficioso para la sostenibilidad económica, ecológica y demográfica.
-¿No supone invadir el derecho humano a tener hijos y formar libremente una familia?
-Los programas demográficos de Naciones Unidas son respetuosos con estas cuestiones y son los gobiernos los que aplican las políticas concretas. Pero el crecimiento de la población es demasiado rápido y se hace necesario bajar la fecundidad.
-¿Han previsto las consecuencias de esta decisión?
-Sí. Una de ellas es el envejecimiento de la población. A medida que baja la fecundidad, comienza a reducirse el número relativo de niños y, con el tiempo, no sólo los niños sino también de la población en edad de trabajar. Y, por el contrario, empieza a aumentar la población en edades avanzadas. Es decir, se produce el envejecimiento, que es más acusado en los países desarrollados. A esto se añade un a disminución de la morbilidad y la incapacidad.
-¿Cómo se contrarresta el envejecimiento de la población?
-De ninguna manera, no se contrarresta. Así es que tendremos que vivir con el problema porque para resolverlo se debería aumentar la natalidad.La gente quiere vivir más y la sociedad mundial tendrá que adaptarse a la longevidad de sus ciudadanos. Esa adaptación inmediata tiene que ver con la participación más prolongada en el mundo laboral.
-¿Afecta esta situación igual a países ricos y pobres?
-El envejecimiento es más acusado en los países desarrollados porque la bajada de la natalidad comenzó antes. En cuanto a la prolongación de la vida laboral hasta edades avanzadas, los países en desarrollo registran tasas más altas debido a que no cuentan ni con seguridad social ni con sistemas de pensiones que les protejan, y no se prevé que los tengan. Además, se plantean menos necesidades porque carecen de expectativas económicas.
«La inmigración va a seguir siendo un fenómeno importante en los países de renta alta», afirma la directora de Población de Naciones Unidas, quien ha participado en la Conferencia Anual de Antiguos Alumnos del Instituto de Empresa (IE), donde se han analizado los «Desafíos de un planeta en cambio».
«Entre 1990 y 2005 -comenta Hania Slotnik- se ha producido una concentración cada vez mayor de inmigrantes en los países ricos, tanto desarrollados como en desarrollo, tales como Hong Kong, Singapur o Corea del Sur, porque necesitan mano de obra. Esto significa que la mitad de la migración se congrega en esos países y que esta tendencia se mantendrá por razones demográficas y económicas».
-¿Que trabajos les están reservados a los inmigrantes?
-Los que no quieren los nativos. Fundamentalmente en la agricultura, la construcción y los servicios de limpieza. Ocurre que en los países de acogida los niveles educativos son más altos y los nativos acceden a otro tipo de empleos.
-¿Por qué se producen tantos conflictos con la inmigración?
-Muchas veces, los gobiernos legislan en contra de la economía, no establecen los cupos de acceso necesarios para cubrir las necesidades del mercado laboral y se produce la entrada ilegal. Es cierto también que existen rencillas entre grupos que se consideran distintos. Hay que crear zonas de derecho para estas personas.
-Usted atribuye la inmigración a causas demográficas y económicas, ¿qué problemas afronta Naciones Unidas en el área que dirige?
-No queremos hablar de problemas sino de retos. Y éstos son frenar el crecimiento de la población, que es todavía muy rápido, y afrontar las consecuencias del envejecimiento. Hay otros desafíos como los de reducir la mortalidad infantil, promocionar a la mujer o elevar las tasas de educación, sobre todo, entre las mujeres.
-Hablemos del primero...
-Las tasas de crecimiento todavía se encuentran a un nivel tan alto que si se mantuvieran constantes el resto de la vida de la humanidad cada 55 años se duplicaría la población.
-¿Y si no se hace como planean?
-Llegaríamos a los 12.000 millones de habitantes, un índice de población no sostenible.
-¿Cuáles son sus previsiones?
-Si como esperamos se mantiene la bajada de la fecundidad en los países en desarrollo y, especialmente, en Africa como en otros, nos mantendremos en 9.200 millones de habitantes entre 2020 y 2050.
-¿Y eso qué significa?
-Ese número es más beneficioso para la sostenibilidad económica, ecológica y demográfica.
-¿No supone invadir el derecho humano a tener hijos y formar libremente una familia?
-Los programas demográficos de Naciones Unidas son respetuosos con estas cuestiones y son los gobiernos los que aplican las políticas concretas. Pero el crecimiento de la población es demasiado rápido y se hace necesario bajar la fecundidad.
-¿Han previsto las consecuencias de esta decisión?
-Sí. Una de ellas es el envejecimiento de la población. A medida que baja la fecundidad, comienza a reducirse el número relativo de niños y, con el tiempo, no sólo los niños sino también de la población en edad de trabajar. Y, por el contrario, empieza a aumentar la población en edades avanzadas. Es decir, se produce el envejecimiento, que es más acusado en los países desarrollados. A esto se añade un a disminución de la morbilidad y la incapacidad.
-¿Cómo se contrarresta el envejecimiento de la población?
-De ninguna manera, no se contrarresta. Así es que tendremos que vivir con el problema porque para resolverlo se debería aumentar la natalidad.La gente quiere vivir más y la sociedad mundial tendrá que adaptarse a la longevidad de sus ciudadanos. Esa adaptación inmediata tiene que ver con la participación más prolongada en el mundo laboral.
-¿Afecta esta situación igual a países ricos y pobres?
-El envejecimiento es más acusado en los países desarrollados porque la bajada de la natalidad comenzó antes. En cuanto a la prolongación de la vida laboral hasta edades avanzadas, los países en desarrollo registran tasas más altas debido a que no cuentan ni con seguridad social ni con sistemas de pensiones que les protejan, y no se prevé que los tengan. Además, se plantean menos necesidades porque carecen de expectativas económicas.
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