Un estudio de la UPC rompe algunos tópicos sobre los hábitos residenciales de los inmigrantes en España y destaca que, aunque muchos se concentran en los cascos antiguos de las ciudades, un número ya importante se instala en los barrios obreros periféricos e incluso en los de nivel socioeconómico medio.
La investigación de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que se ha basado en datos estadísticos y en entrevistas en profundidad a medio centenar de inmigrantes, revela también que la trayectoria de estos ciudadanos suele ser ascendente: la mayoría parten de una habitación o una simple cama por la que pagan precios abusivos y concluyen con el alquiler o la compra de una vivienda.
El estudio, que hoy han presentado sus responsables, se centra en las ciudades de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Zaragoza, las principales áreas metropolitanas de España en las que se asienta la inmigración entre 2001 y 2007, y que absorben el 40% de los 3 millones de personas que han llegado en este periodo.
Autores del estudio
Uno de los investigadores, Arkaitz Fullaondo, ha subrayado que normalmente simplificamos la situación cuando se asegura que la inmigración se concentra en las zonas más degradadas de la ciudad.
'La realidad de la inserción residencial de este colectivo es mucho mas compleja. Sí que existe una concentración en las zonas urbanas más degradadas, pero los inmigrantes acaban distribuyéndose por las ciudades de manera similar a como lo hace la población autóctona', ha asegurado.
El estudio constata que la población latinoamericana se ha instalado en las barriadas obreras ocupadas en los años 60 y 70 por la inmigración interna en ciudades como Barcelona o Madrid.
Este sería el caso del distrito de Nou Barris en Barcelona, o de los municipios vecinos de Cornellà, Santa Coloma, L'Hospitalet o Badalona, a donde ha ido a parar la inmigración latinoamericana con bajo nivel de estudios (ecuatorianos, dominicanos y bolivianos).
Madrid absorbe población de origen europeo (16,08% en el período 2001-2005) y Barcelona concentra más inmigrantes de procedencia asiática (41,92%) y africana (16,93%)
Los colectivos de paquistaníes, marroquíes y filipinos son los que continúan ocupando los cascos antiguos de las urbes, mientras que los latinoamericanos con más nivel de estudios (argentinos, colombianos y peruanos) se están instalando en zonas socioeconómicas de nivel medio como puede ser el Eixample barcelonés.
Pese a que las grandes ciudades tienden a absorber el mayor número de inmigrantes, también se constata que con el paso del tiempo se generan tendencias descentralizadoras hacia las periferias metropolitanas, tal y como ha ocurrido en Barcelona y Bilbao y, en mayor medida, en Madrid y Valencia.
Madrid es propensa a absorber población de origen europeo (16,08% en el período 2001-2005) y Barcelona concentra más inmigrantes de procedencia asiática (41,92%) y africana (16,93%).
El estudio avanza que, si continua el flujo migratorio, en 2011 podrían existir en España más de un millón de hogares formados por inmigrantes, cuando en 2001 no llegaban al medio millón, de lo que se deduce que el colectivo inmigrante puede llegar a representar el principal componente de la demanda de vivienda de primera residencia en España.
La investigación de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), que se ha basado en datos estadísticos y en entrevistas en profundidad a medio centenar de inmigrantes, revela también que la trayectoria de estos ciudadanos suele ser ascendente: la mayoría parten de una habitación o una simple cama por la que pagan precios abusivos y concluyen con el alquiler o la compra de una vivienda.
El estudio, que hoy han presentado sus responsables, se centra en las ciudades de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Málaga, Bilbao y Zaragoza, las principales áreas metropolitanas de España en las que se asienta la inmigración entre 2001 y 2007, y que absorben el 40% de los 3 millones de personas que han llegado en este periodo.
Autores del estudio
Uno de los investigadores, Arkaitz Fullaondo, ha subrayado que normalmente simplificamos la situación cuando se asegura que la inmigración se concentra en las zonas más degradadas de la ciudad.
'La realidad de la inserción residencial de este colectivo es mucho mas compleja. Sí que existe una concentración en las zonas urbanas más degradadas, pero los inmigrantes acaban distribuyéndose por las ciudades de manera similar a como lo hace la población autóctona', ha asegurado.
El estudio constata que la población latinoamericana se ha instalado en las barriadas obreras ocupadas en los años 60 y 70 por la inmigración interna en ciudades como Barcelona o Madrid.
Este sería el caso del distrito de Nou Barris en Barcelona, o de los municipios vecinos de Cornellà, Santa Coloma, L'Hospitalet o Badalona, a donde ha ido a parar la inmigración latinoamericana con bajo nivel de estudios (ecuatorianos, dominicanos y bolivianos).
Madrid absorbe población de origen europeo (16,08% en el período 2001-2005) y Barcelona concentra más inmigrantes de procedencia asiática (41,92%) y africana (16,93%)
Los colectivos de paquistaníes, marroquíes y filipinos son los que continúan ocupando los cascos antiguos de las urbes, mientras que los latinoamericanos con más nivel de estudios (argentinos, colombianos y peruanos) se están instalando en zonas socioeconómicas de nivel medio como puede ser el Eixample barcelonés.
Pese a que las grandes ciudades tienden a absorber el mayor número de inmigrantes, también se constata que con el paso del tiempo se generan tendencias descentralizadoras hacia las periferias metropolitanas, tal y como ha ocurrido en Barcelona y Bilbao y, en mayor medida, en Madrid y Valencia.
Madrid es propensa a absorber población de origen europeo (16,08% en el período 2001-2005) y Barcelona concentra más inmigrantes de procedencia asiática (41,92%) y africana (16,93%).
El estudio avanza que, si continua el flujo migratorio, en 2011 podrían existir en España más de un millón de hogares formados por inmigrantes, cuando en 2001 no llegaban al medio millón, de lo que se deduce que el colectivo inmigrante puede llegar a representar el principal componente de la demanda de vivienda de primera residencia en España.
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