sábado, 5 de abril de 2008

Un proyecto esboza un enfoque para la integración de las trabajadoras inmigrantes

Se debería adoptar un enfoque exhaustivo cuando se desarrollan políticas para la integración de las mujeres inmigrantes en la sociedad europea. Éste es el mensaje principal que se desprende de una serie de recomendaciones publicadas por el proyecto FeMiPol (Female Immigrants in Labour Market and Society Policy Assessment and Policy Recommendations), financiado con fondos comunitarios.

Abordar la situación de las mujeres inmigrantes es extremadamente importante para la cohesión social de la Unión Europea, opina la coordinadora de FeMiPol, la Dra. Maria Kontos del Instituto de Investigación Social de Frankfurt (Alemania). «Por mucho tiempo se ha pasado por alto a las mujeres inmigrantes debido a que se suponía que no formaban parte del mercado laboral.» Se las consideraba amas de casa, que se quedaban en el hogar cuidando de sus hijos. «Esta idea está extendida en la opinión pública y entre los responsables políticos», afirmó la Dra. Kontos a CORDIS Noticias.

Sin embargo, algunos estudios han mostrado que en los últimos quince años las mujeres que vienen a Europa son el sostén de su familia y trabajan en diversos sectores laborales informales como el trabajo doméstico, el turismo y la agricultura. En realidad, las mujeres inmigrantes son una parte importante de la población activa que realiza trabajos formales e informales.

El proyecto se propuso descubrir cómo las políticas laborales, sociales u otras afectan a este importante grupo de la población. Para hacer esto, un equipo de investigadores realizó una serie de análisis de documentos y entrevistas a expertos en políticas comunitarias y nacionales de los Estados miembros de la UE. En este proyecto se entrevistó también a mujeres inmigrantes para conocer sus experiencias de trabajo personales en la UE y las estrategias que siguieron para mejorar su situación y sobrellevar ciertas políticas restrictivas.

La investigación halló que algunas políticas, como las que impiden o combaten el trabajo irregular, no sólo son ineficaces y contraproducentes, sino que a menudo agravan las penurias de las trabajadoras inmigrantes. «La mayoría de inmigrantes activas en sectores de trabajo informal no tienen documentos [permiso de residencia oficial] o son semilegales», apuntó la Dra. Kontos. Esto hace que sean blancos fáciles para la explotación por empleadores que buscan mano de obra barata.

Debido a que su trabajo no se declara, estas mujeres no tienen seguro laboral ni tampoco pueden beneficiarse de servicios de salud, prestaciones de la seguridad social ni otros servicios sociales. Tampoco pueden acceder a programas para el aprendizaje de lenguas, programas de formación, ni planes de trabajo que tienen como objetivo aumentar la integración en el mercado laboral. «Estas mujeres son invisibles y carecen de derechos», afirmó la Dra. Kontos.

En algunos Estados miembros se han tomado medidas para formalizar el trabajo en el sector doméstico, en el cual trabajan muchas inmigrantes. Otros Estados miembros como Francia han introducido deducciones impositivas en un esfuerzo por absorber a los trabajadores no declarados en estos sectores. Alemania, Reino Unido y Suecia también han introducido desgravaciones fiscales para los servicios domésticos. Entretanto, varios Estados miembros han reconocido la necesidad de asistentas y cuidadoras inmigrantes en su legislación sobre la inmigración y han puesto en marcha planes para contratar a inmigrantes. En España e Italia, por ejemplo, las asistentas y las cuidadoras están integradas en sistemas de cupos.

No obstante, incluso cuando la legislación sobre inmigración y trabajo reconoce la necesidad de empleadas domésticas y cuidadoras, estas mujeres todavía se enfrentan a pobres condiciones de trabajo. Por ejemplo, el vivir en la casa donde trabajan, algo que está muy extendido en el sur de Europa, puede proporcionar una solución transitoria a sus problemas de vivienda. También puede ayudar a las trabajadoras a ahorrar el dinero de un alquiler, lo que es importante en su papel de sostén de la familia. Pero las mujeres que hacen trabajos domésticos y que viven en las casas en las que trabajan corren el riesgo de quedar atrapadas en el sector y ser víctimas de la explotación. En el norte de Europa predomina el trabajo doméstico en el cual las trabajadoras no viven la casa en la cual trabajan, lo que implica a menudo tener varios empleadores y jornadas de trabajo fragmentadas.

Se necesita y se puede hacer mucho más a nivel político por proporcionar condiciones mejores a estas mujeres, opina la Dra. Kontos. Una recomendación importante que se deriva de este proyecto es garantizar que la legislación distinga los derechos asociados con la situación del residente de los derechos de los trabajadores. Dando a todos los trabajadores los mismos derechos, ya sea a los que están en situación legal como a los irregulares, ayudaría a reducir la discriminación y la explotación.

Entre otras recomendaciones están las siguientes: reconocer las habilidades y las cualificaciones de las inmigrantes de modo que puedan esforzarse por lograr sus aspiraciones laborales; proporcionar un mayor acceso a cursos de formación, de aprendizaje de lenguas y de orientación; y reevaluar el trabajo doméstico y de cuidado a domicilio de manera que se reconozca como «trabajo» y no simplemente como «ayuda».

Además de mejorar la situación de las inmigrantes en los sectores doméstico y de los cuidados, el proyecto también ha elaborado recomendaciones sobre políticas para aumentar la participación social de las inmigrantes y sobre políticas que afectan a mujeres inmigrantes que optaron por la prostitución o fueron víctimas del tráfico de personas.

Se ha empezado a trabajar para difundir las recomendaciones del proyecto entre los responsables políticos. La Dra. Kontos espera que la respuesta sea una serie exhaustiva de políticas. «No bastará con desarrollar políticas aisladas en relación con las trabajadoras inmigrantes, porque la integración es multidimensional, por lo que las políticas tendrán que interconectarse. Se necesita una actuación en bloque y específica sobre la migración», concluyó. El proyecto, que reunió a ocho socios de siete Estados miembros, fue financiado por el área temática «Apoyo científico a las políticas» del Sexto Programa Marco (6PM
).

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