miércoles, 18 de abril de 2007

Emprendedores con acento extranjero

Seis inmigrantes recibieron ayer los premios a los Proyectos Empresariales promovidos por foráneos en la región  Este colectivo aporta hasta el 8,2 por ciento del PIB madrileño
Enrique Villalba
Madrid- «Ser capaz de abandonar la tierra en la que has nacido, a tu familia, tu cultura y hasta tu lengua para mejorar tu vida y la de los tuyos es ser alguien extremadamente emprendedor. Es ser inmigrante. Y crear una empresa exitosa en el país que te acoge es un ejemplo para todos». En estos términos se expresaba ayer la presidenta regional, Esperanza Aguirre, para elogiar a los seis ciudadanos extranjeros que ayer recibieron los premios a los Proyectos Empresariales promovidos por inmigrantes en la Comunidad de Madrid, organizados por la Cámara de Comercio de Madrid y la Confederación de Empresarios Madrileños (CEIM). En la región vive un millón de ciudadanos extranjeros. Es decir, uno de cada seis habitantes viene de otro país. Y su huella en la sociedad madrileña ha dejado una profunda señal. Su incorporación al mercado de trabajo supone más del 30 por ciento de las altas en los registros de población activa de la Seguridad Social y su tasa de actividad asciende hasta el 90 por ciento. Según el vicepresidente de la Cámara, Salvador Santos, «la aportación de estos nuevos madrileños al PIB es de 14.300 millones de euros y ronda el 10 por ciento del PIB de la región». La Comunidad es el principal polo de atracción para la inmigración en España. Una cuarta parte del total nacional trabaja en sus empresas.
La consejera de Inmigración, Lucía Figar, explicó que «la región es una tierra de oportunidades para los inmigrantes. Es el motor económico de España. Permite a los recién llegados mejorar su situación gracias a su creciente desarrollo». Luminita Tecu era enfermera en Rumanía. Fundó en 2001 una tienda de dulces rumanos en Coslada. Sus compatriotas hacen cola para comprar un pastel típico llamado «cozonac». «Los rumanos crean nuevas empresas en la región porque se han dado cuenta que es posible nuestros propios negocios», explica. Julieta regenta desde hace un año un taller de confección de artículos artesanales de cotillón y fiestas en Carabanchel. Cuenta con una línea de artículos de decoración en espuma de poliéster para empresas y teatros. Explica que «esta región es muy abierta. Acepta lo nuevo, y eso es una ventaja cuando creas una empresa». Nadja y su marido Andrés fundaron en 1998 una empresa de aceitunas envasadas que exportaban a Rusia y Ucrania. Ahora exportan 22.000 toneladas de aceitunas, aceite de oliva, cosméticos, productos ibéricos y conservas de pescado de origen español, tercer país del mundo en importaciones de estos productos.
Pedro llegó a Madrid en 1990. Después de combinar su trabajo en la construcción con la venta de bocadillos, montó una empresa de reformas y otra especializada en el montaje de productos de pladur. «Como en todos los sitios, la perseverancia y el esfuerzo son los que abren las puertas y traen las oportunidades, y en Madrid las hay», asegura.
Ángela creó hace tres años una residencia para la tercera edad en el municipio de Galapagar. Pidió un microcrédito ICO, y con el apoyo de su madre y su hermana, ahora ha duplicado el número de ancianos a su cuidado. Afirma que «en España se valora el esfuerzo y la honestidad. Si tienes eso, da igual de dónde seas».
Luis ha logrado en tan sólo dos años consolidar un periódico gratuito dirigido a inmigrantes latinoamericanos en España. Ahora ha lanzado otra publicación, ésta de tipo deportivo. «Los inmigrantes tienen interés por trabajar y crear trabajo. El verdadero premio es conseguirlo», aseveró.

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