Atenúan el envejecimiento de la población, aumentan la natalidad, mejoran la tasa de empleo y estimulan la productividad .
La oleada de inmigración en España está comportando significativos gastos en asistencia social, como en ayudas familiares, educación, formación, sanidad e incluso subsidios por desempleo. Sin embargo, lo que actualmente puede resultar un inconveniente para el mantenimiento del Estado del Bienestar se puede convertir en un factor beneficioso a medio y largo plazo.
Si los inmigrantes se quedan, se adaptan y contribuyen a mejorar los procesos productivos, el saldo será positivo. La llegada de extranjeros a España amortigua los efectos del envejecimiento de la población, incrementa los índices de natalidad, mejora la tasa de empleo y estimula los procesos productivos. Los aspectos negativos son, a largo plazo, el aumento de los gastos en pensiones y en subsidio de desempleo.
Estas son las conclusiones, si las previsiones de los especialistas se cumplen, del Informe Mensual del Servei d’Estudis de ‘La Caixa’ de octubre de 2006, que analiza en diversos artículos los efectos de la inmigración sobre la economía y la sociedad en España.
Compleja evaluación
Según el informe de ‘La Caixa’, resulta muy complejo realizar una evaluación correcta del impacto que la inmigración producirá a largo plazo: “Requiere predecir el futuro de muchos componentes cruciales, como las tendencias demográficas del país receptor, la magnitud de los flujos migratorios, su educación, la distribución de edades, el nivel de integración social y el comportamiento en el mercado de trabajo”, dice el estudio.
Uno de los elementos más importantes a considerar es, también, la duración de la inmigración, “ya que los efectos sobre el Estado del Bienestar no son los mismos si la migración es transitoria o permanente”, añade.
Para medir el impacto cuantitativo de la inmigración se utiliza la Contabilidad Generacional, un método que contempla que “el Gobierno debe asegurar que todos sus gastos serán pagados con impuestos o con otras fuentes de ingresos, en el presente o en el futuro”, dice ‘La Caixa’. La cuestión clave es “si esta restricción intertemporal será más o menos difícil de satisfacer con la presencia de inmigrantes”, añade.
La siguiente tabla puede dar una idea de las previsiones que los expertos hacen sobre los efectos de la inmigración en los determinantes de la sostenibilidad del Estado del Bienestar a corto y largo plazo en España.
La población activa, con gran incidencia de inmigrantes actualmente, tenderá a estabilizarse; los extranjeros estimularán con el tiempo los procesos productivos; los gastos en pensiones irán de menos a más, aunque con una cierta normalidad; la inversión en asistencia social se racionalizará con el tiempo; y crecerán los gastos en desempleo.
Recaudación fiscal
Por lo que respecta a la recaudación fiscal, los ingresos en los que más influye la inmigración son los impuestos sobre las rentas del trabajo y las contribuciones a la Seguridad Social. Cuanto más numerosa y productiva es la población activa, más ingresos genera para el Gobierno.
En ese sentido, el efecto de la inmigración sobre la población activa ha sido espectacular, tal como informábamos el pasado día 3. Cabe resaltar que el incremento de inmigrantes jóvenes, además de amortiguar el envejecimiento de la población española, tiene un impacto positivo sobre esa población activa debido a su mayor tasa de fertilidad.
Así y todo, como señala el informe de la entidad bancaria, “lo que realmente importa es la tasa de empleo, ya que el Gobierno sólo recauda ingresos de los individuos que trabajan. Actualmente la tasa de empleo de los inmigrantes supera la de los nacionales, pero es posible que esta tendencia cambie en el futuro”, como indica la tabla.
Productividad al alza
En cuanto a la productividad, en la que el grado de integración de los inmigrantes juega un rol importante, el Gobierno recauda más renta de la población más productiva.
A corto plazo, “la productividad de los nacionales es superior a la de los inmigrantes”, porque están más cualificados y porque los extranjeros necesitan más tiempo para contabilizar sus conocimientos. Sin embargo, a largo plazo es más que probable “que las dos poblaciones converjan en productividad”.
Por otra parte, la diversidad de conocimientos de trabajadores que provienen de otras culturas incrementa la inversión en investigación y desarrollo, además de suponer un buen complemento para el mercado laboral.
Gasto público variable
Los inmigrantes actualmente “reciben menos transferencias en pensiones que los nacionales porque son más jóvenes”, pero con el paso de los años, a medida que la población inmigrante envejezca, esta tendencia cambiará”, como se observa en el cuadro anterior.
Al mismo tiempo, la tasa de desempleo también incidirá negativamente con el paso del tiempo. Ya en 2005 esta tasa fue más elevada entre los inmigrantes que entre los nacionales. Con los años, más inmigrantes cumplirán los requisitos necesarios para percibir el subsidio de desempleo y generarán un incremento de estos gastos.
Por último, ha que resaltar que los gastos en ayudas familiares, educación y salud destinados a inmigrantes, debido al hecho de que tienen más hijos, son muy significativos.
Además, los extranjeros necesitan una educación más especializada y su formación es más costosa que en el caso de los nativos. Ahora bien, “con el paso del tiempo, si la fertilidad se equipara y avanza el proceso de integración, esta presión sobre los gastos tenderá a disminuir”, concluye ‘La Caixa’.
Recaudación fiscal
Por lo que respecta a la recaudación fiscal, los ingresos en los que más influye la inmigración son los impuestos sobre las rentas del trabajo y las contribuciones a la Seguridad Social. Cuanto más numerosa y productiva es la población activa, más ingresos genera para el Gobierno.
En ese sentido, el efecto de la inmigración sobre la población activa ha sido espectacular, tal como informábamos el pasado día 3. Cabe resaltar que el incremento de inmigrantes jóvenes, además de amortiguar el envejecimiento de la población española, tiene un impacto positivo sobre esa población activa debido a su mayor tasa de fertilidad.
Así y todo, como señala el informe de la entidad bancaria, “lo que realmente importa es la tasa de empleo, ya que el Gobierno sólo recauda ingresos de los individuos que trabajan. Actualmente la tasa de empleo de los inmigrantes supera la de los nacionales, pero es posible que esta tendencia cambie en el futuro”, como indica la tabla.
Productividad al alza
En cuanto a la productividad, en la que el grado de integración de los inmigrantes juega un rol importante, el Gobierno recauda más renta de la población más productiva.
A corto plazo, “la productividad de los nacionales es superior a la de los inmigrantes”, porque están más cualificados y porque los extranjeros necesitan más tiempo para contabilizar sus conocimientos. Sin embargo, a largo plazo es más que probable “que las dos poblaciones converjan en productividad”.
Por otra parte, la diversidad de conocimientos de trabajadores que provienen de otras culturas incrementa la inversión en investigación y desarrollo, además de suponer un buen complemento para el mercado laboral.
Gasto público variable
Los inmigrantes actualmente “reciben menos transferencias en pensiones que los nacionales porque son más jóvenes”, pero con el paso de los años, a medida que la población inmigrante envejezca, esta tendencia cambiará”, como se observa en el cuadro anterior.
Al mismo tiempo, la tasa de desempleo también incidirá negativamente con el paso del tiempo. Ya en 2005 esta tasa fue más elevada entre los inmigrantes que entre los nacionales. Con los años, más inmigrantes cumplirán los requisitos necesarios para percibir el subsidio de desempleo y generarán un incremento de estos gastos.
Por último, ha que resaltar que los gastos en ayudas familiares, educación y salud destinados a inmigrantes, debido al hecho de que tienen más hijos, son muy significativos.
Además, los extranjeros necesitan una educación más especializada y su formación es más costosa que en el caso de los nativos. Ahora bien, “con el paso del tiempo, si la fertilidad se equipara y avanza el proceso de integración, esta presión sobre los gastos tenderá a disminuir”, concluye ‘La Caixa’.
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