La comunidad de inmigrantes ecuatorianos se ha convertido en la segunda fuerza laboral de extranjeros en España, con un total de 268.084 de sus miembros cotizando en la Seguridad Social.En la actualidad, 202.579 compatriotas están afiliados al régimen general, en su gran mayoría trabajando en empresas de construcción, restauración y servicios; 5.416 ecuatorianos son autónomos, es decir que poseen sus propias empresas o trabajan por cuenta propia; 39.181 ecuatorianos son empleados de hogar; 20.860 están empleados en el sector agrario; 45 trabajan en el mar y 3 en las minas de carbón, según el último informe de la Seguridad Social.
Sin embargo, no todos trabajan, ya que de los 162.255 extranjeros en paro, 13.850 tienen nacionalidad ecuatoriana.“La mayor parte de los puestos de trabajo nuevos que se están creando son de baja cualificación. Entre los grupos de trabajadores más afectados por la baja calidad del empleo se encuentran jóvenes, mujeres e inmigrantes”, dice el informe.Marta Urrutia, de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, señaló que la entidad desarrolla una investigación con respecto a trabajo e inmigración que surge a partir de la creciente preocupación por los trabajadores inmigrantes y la necesidad de conocer su situación real.La experta dice que según varios informes y estudios, los trabajadores inmigrantes sufren discriminación durante el reclutamiento y desarrollo profesional, reciben salarios más bajos (pese a tener preparación y experiencia), y hay evidencias de que esta discriminación está más ligada al origen étnico que a su condición de inmigrante.Asimismo, padecen una gran incertidumbre laboral y a menudo están más expuestos al acoso y la violencia en sus puestos de trabajo.Urrutia explicó que el acoso a los trabajadores en general se relaciona con el ambiente psicosocial general del trabajo. No obstante, en el caso específico de los inmigrantes, hay un claro componente de acoso racial que no afecta solo al trabajador sino a descendientes de segunda y tercera generación.
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