Son ciudadanos de pleno derecho de la Unión Europea aunque malviven en asentamientos más cercanos a las condiciones de vida del Tercer Mundo. Con la llegada del verano y el inicio de las campañas agrícolas la cara más amarga de la inmigración vuelve a estar presente en Albacete. Y es que ni el derribo de Pansalba ni el cerramiento de la nave de Cereales Saltó han impedido un año más que proliferen los asentamientos.
Hasta cinco 'infra alojamientos' de este tipo y de gran tamaño han contabilizado en las últimas semanas los miembros del Colectivo de Apoyo a Inmigrantes en Albacete aunque aseguran que hay que sumar otros tantos más pequeños. En cuanto a los moradores de los mismos desde esta organización estiman que globalmente se acercan al medio millar de inmigrantes, todos ellos de origen rumano
Desbordados
Cada semana varios voluntarios del Colectivo visitan los diferentes asentamientos para interesarse por la situación de los que habitan en ellos y llevar ropa, productos de limpieza o comida, principalmente para la población infantil existente. Toñi López Carrión, Juan Tomás Martínez, y Pancho Marcillán son algunos de los miembros del Colectivo que habitualmente realizan esta labor.
Desde el Colectivo denuncian que en Albacete faltan medios para atender las necesidades del creciente grupo de inmigrantes que viven en Albacete. Marcillán lamenta que de nuevo se haya llegado a esta situación asegurando que el Colectivo ya había advertido de lo que podía pasar en la última reunión de la Mesa de la Inmigración hace ya más de un mes.
'Faltan recursos.... hacen falta trabajadores sociales, subvenciones, etc... porque seguimos trabajando con una escasez de medios asombrosa', señala Marcillán recordando que el Colectivo de Apoyo sigue gestionando el alojamiento de El Pasico, en Aguas Nuevas, dónde viven 35 subsaharianos.
A esto se suman los siete pisos alquilados para subsaharianos en los que se están encontrando con un problema añadido. 'Los contratos de arrendamiento se acaban ahora y les quieren subir el precio del alquiler', señala Marcillán indicando que en algunos casos a estos inquilinos les será completamente imposible pagar los 750 euros que se les pedirán, con lo cual volverán a quedarse sin vivienda.
Pero la prioridad hoy por hoy para el Colectivo es dar una solución a las personas que habitan en estos nuevos alojamientos. En uno de ellos, cerca de Villa Elvira, se hacinan más de medio centenar de rumanos incluyendo a dos mujeres embarazadas y una decena de niños de edades comprendidas entre los ocho meses y los diez años.
La gran mayoría de los que allí viven trabajan en este momento cortando ajos en el campo los días en los que hay labor. Hasta las madres de los pequeños salen a buscarse el sustento. Para ello han improvisado un sistema de 'guardería' y una de las embarazadas se queda en este asentamiento al cuidado del resto de pequeños, que evidentemente se encuentran sin escolarizar.
Ana Crecea, es una de las jóvenes futuras madres. Sus más de seis meses de gestación chocan con el ambiente insalubre en el que viven estos rumanos pese a los intentos que realizan por hacer de un lugar sin agua ni luz un sitio habitable. Su primera petición cuando ven llegar a Pancho Marcillán y a Juan Tomás Martínez es que les lleven una máquina para poder quitar la basura y un contenedor. Desde el Colectivo toman buena nota de ello. Hasta el momento, según cuentan ya lo han hecho en otros asentamientos. Para ello desembolsan a una empresa especializada 70 euros por semana y contenedor.
Junto a Ana otras de las jovencísimas moradoras (la mayor parte de ellas no superan ni tan siquiera los 20 años) preguntan por algún recurso, ONG, o 'casa de acogida' dónde puedan atender a sus hijos para evitar que convivan en esas ínfimas condiciones. Otro de los lamentos más repetidos es que nadie en Albacete les quiere alquilar una casa ni aún cuando tienen recursos para pagarla.
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